Había una vez tres cerditos que vivían juntos en armonía y mutuo respeto. Sirviéndose de los materiales propios de la zona que habitaban, se construyeron cada uno una hermosa casa. Un cerdito se la construyó de paja, otro de madera y el último de ladrillos.Al terminar, los tres cerditos se sintieron satisfechos de su labor y siguieron viviendo en paz e independencia.
Pero su idílica existencia no tardó en verse desbaratada. Un día, pasó por allí un enorme lobo malo. Al ver a los cerditos, se sintió sumamente hambriento. Cuando los cerditos vieron al lobo, se refugiaron en la casa de paja. El lobo corrió hasta ella y golpeó la puerta con los nudillos, gritando:
-¡Cerditos, cerditos, dejenme entrar!
Pero los cerditos respondieron:
-Tus tácticas no te servirán para asustar a unos cerditos empeñados en la defensa de su hogar y su cultura.
Pero el lobo se negaba a renunciar a lo que consideraba su destino inebitable. En consecuencia, sopló y sopló hasta derribar la casa de paja. Los cerditos, atemorizados, corrieron a la casa de madera con el lobo pisándoles los talones.
Al llegar a la casa de madera, el lobo volvió a golpear la puerta y gritó:
-¡Cerditos, cerditos, dejenme entrar!
Pero los cerditos gritaron a su vez:
-¡Vete al infierno, condenado tirano carnívoro!
Al oír aquello, el lobo se rió para sus adentros. Pensó para sí: «Va a ser una lástima que tengan que desaparecer, pero no se puede evitar eternamente el destino»
A continuación, sopló y sopló hasta derribar la casa de madera. Los cerditos huyeron a la casa de ladrillo con el lobo pisándoles nuevamente los talones.El lobo llegó a la casa de ladrillos y, una vez más, comenzó a golpear la puerta, gritando:
-¡Cerditos, cerditos, dejenme entrar!
Esta vez, y a modo de respuesta, los cerditos se callaron.
Para entonces, el lobo comenzaba a irritarle la obceción de los cerditos en su negativa a contemplar la situación desde una perspectiva carnívora, por lo que sopló y resopló y volvió a soplar hasta que, de repente, se aferró al pecho con las manos y se desplomó muerto como consecuencia de un infarto producido por el exceso de alimentos ricos en grasas.
Los tres cerditos celebraron el triunfo de la justicia y realizaron una breve danza en torno al cadáver del lobo.
Lucia Aldao.
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